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Reflexiones sobre la Jornada Mundial de la Juventud, Lisboa 2023
21/08/2023 

Todos sabemos lo dinámicos que pueden ser los jóvenes. Esa energía vibrante se notó muy especialmente en Lisboa durante la reciente Jornada Mundial de la Juventud, un evento que reunió a un millón y medio de jóvenes de todo el mundo para celebrar su fe, rezar juntos y compartir experiencias con el papa Francisco. Un buen grupo de alumnas de Entrevalles (y también bastantes graduadas) participó. Estoy seguro de que todos, de una manera o de otra, estuvimos también presentes allí con el corazón y con la oración. A través de las imágenes de esos días, comprobamos que la Iglesia es joven, y muy variada, que acoge una gran variedad de lenguas y de culturas, porque es universal, que está viva y llena de promesas de fecundidad. El mensaje del Papa también es ocasión de algunas reflexiones. 

 

Los jóvenes saben que la adolescencia marca el comienzo de un emocionante viaje de autodescubrimiento y crecimiento. Es un período de búsqueda y de interrogantes, en el que comenzamos a forjar nuestra identidad y a explorar nuestro propósito en la vida. Por eso, me pareció muy interesante que, en el primer encuentro de la JMJ, el Papa Francisco comenzara recordándonos un rasgo fundamental de nuestra identidad: cada uno de nosotros ha sido llamado por Dios desde el mismo inicio de nuestras vidas.  

 

Vivimos en un mundo que a menudo se obsesiona con la apariencia y el éxito superficial. Por eso, es decisivo que comprendamos, en primer lugar, nuestra valía a los ojos de Dios. Como decía san Josemaría, quien no se sabe hijo de Dios, desconoce su verdad más íntima (Amigos de Dios, n. 26). El Papa Francisco nos recordó que somos amados tal como somos, incluso con todas nuestras imperfecciones y límites, pero también con nuestros deseos sinceros de mejora.  

 

En un mundo inundado de distracciones y falsas ilusiones, es fácil perder de vista nuestro verdadero propósito. Las redes sociales y la cultura de la superficialidad pueden llevarnos a compararnos con los demás y a sentir que nuestra valía se basa en la cantidad de likes o seguidores que tenemos. Sin embargo, nos dijo el Santo Padre, no somos meramente cifras o utilidades: somos personas únicas e irreemplazables en el corazón de Dios. Cada uno de nosotros ha sido llamado por su propio nombre, “somos llamados como somos, con los problemas que tenemos, con las limitaciones que tenemos, con nuestra alegría desbordante, con nuestras ganas de ser mejores, con nuestras ganas de triunfar. Somos llamados como somos. Piensen esto: Jesús me llama como soy, no como quisiera ser”. 

 

El miedo a menudo está presente en la vida de los jóvenes. Miedo al fracaso, a la incertidumbre, a no encajar, a ser rechazados. El Papa, sin embargo, nos animó a enfrentar esos temores con valentía y confianza. De modo muy directo, nos dijo: Jesús “los conoce, conoce el corazón de cada uno de ustedes, conoce la vida de cada uno de ustedes, conoce las alegrías, conoce las tristezas, los éxitos y los fracasos, conoce el corazón de ustedes y Él hoy les dice: "No tengan miedo". Anímense”. 

 

Dios camina a nuestro lado, sosteniéndonos con su amor inquebrantable. Es cierto que, a veces, experimentamos el fracaso o el peso de la propia debilidad. El Papa recordó una canción que entonan los alpinos italianos: “En el arte de ascender (a la montaña), lo que importa no es no caer, sino no permanecer caído”. Santo no es quien no cae nunca, sino quien se levanta siempre, siguiendo a Jesús, con esperanza.  

 

La figura de la Virgen María nos ofrece un modelo y un apoyo firme en nuestra fe y en nuestra vida espiritual. María respondió con valentía a la llamada de Dios: he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra (Lc 1, 38) e inmediatamente se levantó y salió de prisa, hacia la montaña (Lc 1, 39), para visitar a su prima necesitada. Comenta San Ambrosio de Milán que salió deprisa porque la gracia del Espíritu Santo -de la que María estaba llena- no es compatible con la lentitud en el esfuerzo (cfr. Exposición sobre el Evangelio de San Lucas, libro 2). También nosotros podemos encontrar inspiración en el ejemplo de María, que confió en el plan divino y en la gracia del Espíritu Santo: Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y nos guiará en nuestro camino. 

Autor: Don Santiago, sacerdote del colegio

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